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La gastrificación: Desventajas para los clientes y para la salud

Por extraño que parezca a muchos restaurantes les resulta mucho más cómodo y económico no tener que cocinar. 

A ese fenómeno le llamamos gastrificación.

La gastrificación simplemente es servir platos pre elaborados o elaborados y limitarse a regenerarlos.

Regenerar, para los menos expertos, significa poner a punto. Servir a los clientes platos preparados por una empresa externa.

Y no es que los cocineros sean más o menos hábiles, más o menos profesionales, la razón es mucho más simple. Los cocineros no cocinan.

El problema de la Gastrificación

El problema de la Gastrificación nos conduce a una gran uniformidad de platos, donde todos los platos saben y huelen igual.

Son platos enlatados en una cadena de montaje de forma industrial y vendidos a restaurantes, que se transforman en maquinas expendedoras sin necesidad de que los cocineros contribuyan a su elaboración.

Son los mismos platos en miles de restaurantes.

Esta situación no sólo ocurre en España, en otros países esta ocurriendo el mismo problema de la gastrificación.

Por ese motivo en Francia se ha implementado una Ley para que los Restaurantes aclaren en sus cartas cuales son los platos que han sido elaborados por sus cocineros. 

Mediante esta ley quieren recuperar el autentico valor de la cocina francesa generando de nuevo confianza en los consumidores.

Medidas muy parecidas se están tomando en Alemania e Italia para defender su cocina tradicional.

Gastrificación y cocina tradicional

De todas formas este tipo de cocina ha venido para quedarse, en detrimento de las cocinas locales y tradicionales.

Cuando un Restaurante era simplemente un Restaurante y comer era simplemente comer, todo era más sencillo. Uno salía contento de aquellos platos que había seleccionado, con la seguridad que habían sido elaborados por el restaurante, pero hoy no.

Ante la incipiente falta de personal preparado, la faceta humana en un Restaurante irá variando su proporción. Pero siempre será más juicioso decantarse por el lado humano.

Por eso el equilibrio entre lo humano y lo tecnológico cada vez más será una cuestión a plantearse en los Restaurantes.

Comer hoy no resulta tan fácil. En realidad comer siempre ha sido expresión de libertad.

Pero hoy, la cocina local, la cocina tradicional, el producto de mercado, el producto de temporada han sido sustituidas por este modelo de cocina de Gastrificación, que sin duda tiene un gran negocio detrás. Y esto sólo ha hecho que empezar.

Por eso sería necesaria una reflexión sobre este sombrío panorama al que nos enfrentamos y del que cada día será más difícil salir.

La gastrificación es un problema que también afecta a la salud

La gastrificación es un problema social que atañe a la salud y al futuro de la verdadera cocina. 

El futuro aporta muchas cuestiones positivas, pero también acarrea problemas y dificultades que debemos solucionar.

La terrible gastrificación no sólo afecta a la calidad de los Restaurantes, también a la salud de los clientes.

La obesidad en España está afectando terriblemente a más de un 20% de la población.

En los últimos años se ha convertido en una pandemia muy preocupante debido al aumento de consumo de ultra procesados, por su abundancia y el bajo coste de compra de estos platos de baja calidad en relación con los productos frescos.

Las cocinas tradicionales nacen de la necesidad de sacar el mayor partido a sus productos locales. La Gastrificación por la exigencia de la rentabilidad.

La tradición de nuestra cultura mediterránea, de sus diferentes temporadas, con sus propias culturas y tradiciones siempre se han reflejado en nuestros Restaurantes

Un Restaurante siempre ha formado parte del patrimonio de nuestra cultura. Ha reflejado tradiciones que nacen en la tierra o en el mar y finalizan en la mesa.

Los Restaurantes deben acostumbrarse a dejar de utilizar productos de cuarta, quinta y sexta gama. Porque si no cocinan, no son restaurantes ni cocineros. 

Entre cocinar y no cocinar hay una gran diferencia. Hay que volver a cocinar.

La gastrificación también es en problema para la salud

El cliente tendrá la última palabra

Como siempre la última palabra y la decisión final siempre la tendrán los clientes.

Aquellos que elijan Restaurantes que cocinen de verdad y rechacen esta absurda imposición de la Gastrificación.

Tras esta gran oferta industrial de restauración o doméstica hay un gran interés de convertirse en moda. En desarrollar un negocio rentable que pretende asentarse lo más rápido posible, haciendo mella especialmente en los jóvenes.

Algunas veces estas tendencias solo son modas y como modas, pasarán y serán ocupadas por otras distintas, como ha sucedido durante años.

Pero en este caso, hay muchos intereses económicos en que este fenómeno que llamamos gastrificación no pase de moda.

Los cocineros han de cocinar y debemos eliminar el fenómeno de la gastrificación en los Restaurantes, donde se repite una oferta una y otra vez porque es de 5 gama. 

Platos elaborados iguales porque no se cocina y solamente se recalienta.

Basta ya de absurdas novedades y volvamos a cocinar

El ansia de novedades en el mundo de la gastronomía no debe ser excusa para permitirlo todo.

Nada en la vida justifica todo. No todo debe ser válido, no todo debe servir, no todo debe ser útil ni moral y menos aún con la comida.

Cada vez es más ineludible una reflexión sobre la ética de la cocina profesional, ya que en la gastronomía la ética es esencial.

Esto ocurre por muchos motivos, y uno de ellos es porque muchos comensales no conocen a fondo a la gastronomía, pero tampoco están obligados.

A mi entender, es el Restaurante el que debe asumir la veracidad de su cocina y de sus productos.

Además, tanto comensal como Restaurante asumen la necesidad de buscar y ofrecer una experiencia gastronómica única y diferente, para no perder la esencia de nuestra cocina.

Por eso los cocineros deben cocinar y deben hacerlo bien.

Un restaurante nunca debería ser un lugar donde se adquieren platos elaborados, congelados y preparados en cadena.

Un restaurante debería entregar al cliente una carta con platos caseros a un precio ajustado, sin productos de mala calidad o engañosos. Hay juegos en los que no deberíamos entrar.

basta ya de absurdas novedades en la cocina profesional

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