Durante muchos años era habitual que los Restaurantes presentaran el postre, mediante el típico carro que colocaban delante del cliente, que podía elegir mediante el sentido de la vista. Seguidamente se trasladaba a cocina, donde se obtenían las porciones solicitadas.
En aquel tiempo el postre se limitaba a una porción individual o partida, de un trozo de tarta o pastel, que acaba dispuesto sobre un plato decorado.
Este sistema de postres de pastelería y repostería ha perdurado durante mucho tiempo como concepto de postre, simplemente por razones logísticas y operativas. Ya que resultaba muy complicado realizar un acabado muy técnico, de diferentes postres cuando se acumulaban los vales. O al menos nuestros antecesores así los creían.
Pero la situación actual de la Restauración, ha impulsado cambios en la oferta de la pastelería y repostería, creando preparaciones más específicas y otorgando mayor importancia a los postres. Acabados y dispuestos específicamente bajo demanda. Son postres donde se aplican técnicas de Restaurante para la pastelería y repostería
Esto ha condicionado el surgimiento de un nuevo concepto de postre. El de cocina dulce. Del cual deriva la nueva concepción de lo que es un postre.
El postre de Restaurante podría definirse como un conjunto de elementos elaborados, dispuestos y bien integrados entre si, que tienen por base un plato, copa, taza, etc.