Reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares:
La dieta mediterránea ayuda a reducir el colesterol LDL («malo») y aumentar el colesterol HDL («bueno»), lo que puede reducir el riesgo de sufrir un infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular.
Reduce el riesgo de diabetes tipo 2:
La dieta mediterránea ayuda a controlar los niveles de azúcar en sangre, lo que puede reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
Reduce el riesgo de algunos tipos de cáncer:
La dieta mediterránea se ha asociado con un menor riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer, como el cáncer de mama y el cáncer de colon.
Promueve la pérdida de peso:
La dieta mediterránea puede ayudarte a perder peso de forma saludable y sostenible.
Mejora la salud mental:
La dieta mediterránea se ha asociado con una mejor salud mental, como una menor incidencia de depresión y ansiedad.