Panallets, castañas y boniatos
Panellets, castañas y boniatos
La festividad de Todos los Santos, no está dedicada, al contrario de la creencia generalizada, a celebrar la fiesta de Todos los Santos existentes, sino para celebrar la de los que no tienen un día específico señalado en el calendario.
Debido a que había muchos Santos que se hallaban en este caso, la fiesta enseguida se hizo popular.
Un poco de historia
Para llegar a comprender su importancia, está probado que antiguamente, en épocas de guerra, el día de Todos los Santos era un día de tregua, es decir, los oponentes deponían las armas para celebrar la fiesta, e incluso, en ocasiones, la disfrutaban juntos.
La festividad fue creada por la Iglesia de Oriente, en Antioquía y se celebraba siete días después de Pentecostés, fue el Papa Gregorio IV quien la promulgó en el año 835 para la Iglesia Occidental con la fecha del 1º de Noviembre.
Importancia Gastronómica
La gran importancia que se daba a este día se reflejaba también en las comidas y en especial en los postres.
Lo típico de estos días eran los “panellets” y las castañas. En algunas comarcas de Lérida los “panellets” con pequeñas diferencias entre sí se conocían como “migetes”.
En nuestros Cursos de Pastelería y Repostería Profesional explicamos que la Receta de los Panellets es a base de almendras, pues, como es normal, se toma la materia básica que más abunda en la zona.
Así, podemos comprobar que la cosecha de castañas y de almendras tiene lugar durante los meses de Octubre y Noviembre. No obstante, también se hacían Panellets con otros productos, por ej. En Reus, con piel de sandía confitada, en el Priorato añadían higos…
Antiguamente, los Panellets se hacían en las casas y se encargaban de ello las mujeres que se ocupaban de hacer el pan. Los padrinos los regalaban a sus ahijados.
Desde muy antiguo, ha habido un gran consumo de Panellets. Pero lo curioso de este producto es que hasta finales del S.XIX, no se compraba, sino que se adquirían en rifas y sorteos, costumbre que ya data del S.XVIII.
En los pueblos pequeños estas rifas se hacían en los cafés, mientras que en las villas y ciudades grandes, se hacían en tenderetes instalados ex profeso para ello.
Según la importancia de la localidad, había más o menos tenderetes. Una vez agrupados ordenadamente constituían la Feria de castañas y panellets.
Los puestos se preparaban con bandejas llenas de golosinas y castañas y se adornaban con ramos de flores de modo similar a como se adornan los altares. Para efectuar el sorteo se utilizaba una baraja de 48 cartas. La pericia y la gracia de los sorteadores eran vitales para atraer a los viandantes.
Los Panellets
Cuando empezaron a establecerse pastelerías en Barcelona, éstas mantuvieron la costumbre de las rifas, adornando los escaparates de las tiendas con muchas clases de Panellets y la costumbre se extendió a toda Catalunya.
De esta forma, no sólo conservaron la tradición de los Panellets sino que la reforzaron, y posteriormente ya se introdujo la costumbre de comprarlos. El público fue perdiendo el hábito de hacerlos en casa, y era tradicional, comprarlos a la salida de la Misa Mayor.
Las castañas se comían en los postres y en la típica “Castañada”.
La Receta de los Panellets sigue haciéndose a base de almendra como materia básica. A partir de aquí, la imaginación de los pasteleros, han creado toda una nueva gama de sabores y formas.
Los Panellets de piñones merecen especial atención. Es el más apreciado de todos y la cantidad que se fabrica siempre es muy superior a la suma de las demás variedades.
En general, las castañas se comían asadas, aunque también era corriente comerlas cocidas con miel, azúcar y aguardiente.
En la Cuenca del Segre Leridana, la castañada se hacía en común. Se recogía una cantidad de castañas de cada vecino y el día anterior se llevaban al ayuntamiento.
Se encendía un gran fuego en la plaza y allí se asaban las castañas, que se degustaban acompañadas de vino de un tonel que subvencionaba el ayuntamiento. Alrededor de la hoguera los jóvenes bailaban.
La Castañada
En Barcelona, el día de Todos los santos, fue durante muchos años, el primer día que aparecían las castañeras. Se colocaban todas en hilera en el Portal del Angel y en el Portal de D. Carles.
Al día siguiente, una vez celebrada la castañada, cada castañera situaba su puesto en el lugar escogido de la ciudad. Había un asador hecho con una gran sartén, de hierro o cobre, groseramente agujereadas para que las llamas llegaran a las castañas. Esta sartén se colocaba en un fogón de terracota en forma de copa.
Una vez asadas las castañas, se colocaban en reposo entre sacos viejos.
Actualmente, se sigue celebrando la Castañada con toda plenitud. Se consumen importantes cantidades de Panellets, castañas y también de vino, indispensable como acompañamiento. Las “mistelas”, los mostos y los vinos de la cosecha de antaño han sido sustituidos por vinos dulces, más adecuados.
Como consecuencia de las castañas que se comían hervidas con azúcar, miel o aguardiente, los confiteros contemporáneos nos han proporcionado una elaboración exquisita llamada “Marrón glacé”.
La Receta del Marrón glacé tiene un proceso muy laborioso de elaboración. Tras una escrupulosa selección de las castañas, se les quita la cáscara y la piel, se cuecen y se maceran en jarabe a la vainilla. Son necesarias horas de reposo y de repetición del proceso.
Desde hace unos años, es ya tradicional, encontrarla en pastelerías como uno más de los dulces habituales de Todos los Santos.
La Leyenda de la calabaza de Halloween
La fiesta de Halloween es milenaria y se remonta más de 2.500 años.
Los Celtas fueron los primeros en celebrar la llegada del nuevo año el primero de noviembre en el Samhain. Las fiestas duraban tres días y comenzaban el 31 de octubre en cuya noche, Halloween, que viene del inglés “All hallow,s eve” que significa “víspera de todos los Santos”, antes de comenzar el nuevo año tenía lugar la conjunción entre el mundo de los vivos y el de los muertos.
Según una leyenda irlandesa, un hombre llamado Jack, conocido por borracho y pendenciero, tuvo la mala fortuna de encontrarse con el diablo, al que convenció para que trepara un árbol y allí lo atrapó.
Cuando Jack murió no pudo ingresar en el cielo, pero también se le negó la entrada al infierno por lo que le había hecho a Satanás. Quedo condenado a vagar entre las sombras con un candil que le proporcionó el demonio.
Los irlandeses desde entonces han vaciado las calabazas para ponerle una vela dentro y simbolizar así las almas de los muertos y “al tenebroso candil de Jack”.
En los países del sur de Europa nos ha llegado en tiempos más recientes, los niños y los más jóvenes son protagonistas en actividades escolares y fiestas. Es una fiesta que convive con otras tradiciones como el homenaje a los difuntos en el “Día de todos los santos”, con la visita y adorno de las tumbas con flores.
Las calabazas de Kernel son las protagonistas indiscutibles de esta noche. Un producto que resalía íntegramente esta empresa murciana que es la única que fabrica y vende este producto en la península ibérica, las calabazas de la variedad americana (no comestible) se vende con los ojos y la boca para que los consumidores puedan vaciar el relleno, siluetear y recortar los rasgos de su calabaza.
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